Como puede verse en las imágenes, el recinto fortificado se sitúa en un gran meandro que forma el río Huebra en la confluencia con el Arroyo Grande. La muralla se adapta perfectamente a las irregularidades del terreno y se asienta sobre una base rocosa de tipo granítico, ocupando un área de 3,5 hectáreas. Este castro está considerado como uno de los más importantes del mundo vetón, tanto por sus dimensiones como por el tamaño de las piedras, que llegan a medir más de un metro de altura. Las defensas naturales del asentamiento son especialmente espectaculares y totalmente recomendables, con grandes precipicios, que le confieren un grado de seguridad muy superior al resto de asentamientos.
Por sus características y cercanía con otros asentamientos similares, el origen de este castro puede establecerse en la II Edad de Hierro. La continuidad del poblamiento a lo largo de la época romana se desprende de la existencia de estelas funerarias reaprovechadas como material de construcción en las casas de Saldeana, que deben proceder de las necrópolis del poblado.